El protagonista de «Espartaco» (1960) fue uno de los últimos sobrevivientes de la edad de oro de Hollywood. Falleció el 5 de febrero de 2020, dejando una huella imborrable en la historia del cine.
Con la muerte de Douglas, el mundo dijo adiós a uno de los últimos representantes de la edad dorada de Hollywood, un hombre que, a pesar de las luces y sombras que marcaron su vida, sigue siendo recordado por su inquebrantable legado en la pantalla.
Kirk Douglas: de niño pobre a estrella de Hollywood
Nacido como Issur Danilovich Demsky en Nueva York en 1916, Kirk Douglas se forjó en la adversidad. Hijo de emigrantes rusos de clase baja, superó una infancia marcada por la pobreza y la violencia familiar para convertirse en uno de los actores más carismáticos y exitosos de todos los tiempos. A lo largo de su carrera, protagonizó más de 80 películas, pero, a pesar de tres nominaciones al Oscar, nunca logró obtener la estatuilla, algo que la industria intentó remediar en 1996 otorgándole un Oscar honorífico.

Su colaboración con Stanley Kubrick en títulos como Senderos de gloria (1957) y Espartaco (1960) es recordada como uno de los momentos más emblemáticos de su carrera. Fue, sin duda, un hombre de ideales, un militante en la lucha contra el maccarthysmo y un firme defensor de la justicia social. Su valentía al alzar la voz, incluso en tiempos de gran represión, lo hizo protagonista de grandes gestas cinematográficas, pero también de polémicas que acompañaron su vida.
Un vikingo en Donostia, un boxeador de barro, un general romano… las interpretaciones de Douglas son tan variadas como su vida misma. A principios de los 50, su nombre comenzó a ser sinónimo de cine épico, protagonizando películas como Los vikingos (1958), un título que le dio fama mundial y le permitió obtener premios internacionales como el de mejor actor en el Festival de San Sebastián. También destacó en el género fantástico, con papeles como el capitán Nemo en 20.000 leguas de viaje submarino (1954).
La sombra de la controversia
Más allá de su brillante carrera, su vida estuvo marcada por oscurecidas sombras, como los rumores sobre su comportamiento inapropiado con actrices jóvenes y su supuesta vinculación a abusos sexuales, algo que nunca fue confirmado pero que marcó su reputación. La controversia siempre lo persiguió, pero nunca le restó la admiración de sus seguidores, que valoraban su talento y su compromiso con causas sociales.
Al final, Douglas sobrevivió a casi todos sus compañeros de generación, y hasta los 103 años, se mantuvo activo en su lucha por la justicia y la igualdad. Cuando falleció, dejó atrás un legado cinematográfico inolvidable y una familia que continúa su estirpe en el cine. Su hijo, Michael Douglas, se ha convertido en una estrella por derecho propio, y su nieto Cameron Douglas sigue demostrando que el talento corre por sus venas.