En esta nueva aventura, Sam deberá desentrañar un complot que amenaza con desencadenar un conflicto internacional
La mayoría de amantes del género de superhéroes estaremos de acuerdo en que Capitán América: El Soldado de Invierno (2014) no sólo es la mejor película del personaje, sino que también es una de las mejores películas del género hasta la fecha. Por ese motivo, Marvel ha decidido otorgar a su nueva película, Capitán América: Brave New World (2025), muchas de las fórmulas de su precuela pensando que tendría el mismo éxito, pero lamentablemente no lo ha logrado.
La primera parte de este film quiere beber del thriller político que nos presentó su antecesora. Aunque, en esta ocasión, la utilización de este género no ha terminado de funcionar. A pesar de contar una historia con bases sólidas y con sentido, la cinta carece de intriga y resulta muy sencillo prever lo que va ocurrir en el desarrollo de la historia.
El nuevo Capitán América: Actuación digna, pero discurso repetitivo
El conflicto interno de Sam Wilson (Anthony Mackie) como el nuevo Capitán América es otro aspecto bastante cuestionable de la película. A pesar de que el mundo aceptó a Sam como el nuevo capi en Falcón y el Soldado de Invierno (2021), cuando se enfrenta a nuevas amenazas, sigue dudando de sí mismo y no se siente digno de su nuevo título, retomando su conflicto interno de manera reiterativa, lo que resulta redundante.
Este recurso resulta interesante, pero debería haberse trabajado de forma más sutil para evitar efectos indeseados, ya que la audiencia puede sentirse cansada y frustrada ante un elemento repetitivo, en lugar de apreciar la evolución y fortaleza del personaje.

A pesar de que Mackie ofrece una actuación impresionante y logra que Sam honre el legado del Capitán América, colocarse al nivel de Steve Rogers (Chris Evans) no es sencillo. Para lograrlo, sería preferible que contara su propia historia y evolución, en lugar de intentar convencernos de su valía a través de su dilema interno con tanta frecuencia.
Por ejemplo, el concepto de que Sam sea un referente como héroe y no tenga superpoderes es más que interesante, funciona muy bien e incluso hace que empaticemos con el personaje, mostrando que aún sin superpoderes todos podemos ser un héroe.
El antagonista, el talón de Aquiles de la película
Mientras que la interpretación de Mackie como el nuevo Capitán América es superlativa, carismática, y logra posicionar a Sam como un gran líder en el futuro, la actuación del resto del elenco no sobresale, ni para bien, ni para mal, a excepción del villano.
Harrison Ford cumple como el presidente Ross, Danny Ramirez hace un buen papel como el nuevo Falcón, Carl Lumbly retoma con éxito su personaje como el primer supersoldado, y Giancarlo Espósito añade carisma a la película como líder de la Sociedad Serpiente, una organización criminal secreta.

En cambio, el antagonista es el mayor error de la película. En multitud de ocasiones hemos visto como se ha desaprovechado la oportunidad de introducir grandes villanos, como Gorr en Thor: Love and Thunder (2022) o Dar-Benn en The Marvels (2023), y en esta ocasión, con la adaptación de El Líder (Tim Black Nelson), se han vuelto a equivocar.
La caracterización del personaje es muy pobre, casi al nivel de M.O.D.O.K en Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023), y su presencia en pantalla resulta insulsa e impacta, pero de forma negativa.
El guion tampoco ofrece ninguna profundidad a este personaje, lo que hace que sus motivaciones se sientan superficiales y poco convincentes. Además, las escenas en las que aparece carecen de tensión y emoción, lo que deja al espectador sin esa sensación de amenaza que un buen antagonista debería transmitir.
La acción, un verdadero acierto
Cada vez es más difícil sorprender a una audiencia que se ha acostumbrado a escenas de acción de lo más espectaculares, pero Capitán América: Brave New World incluye momentos impresionantes que captan a la perfección la atención del espectador.

La película cuenta con efectos especiales bien integrados, escenas de vuelo fascinantes, y una pelea entre Sam y Red Hulk que resulta impresionante, aunque lamentablemente su brevedad deja al espectador con ganas de más.
También es importante destacar positivamente el estilo de pelea de Sam. La coreografía es realmente buena, y dota al nuevo Capitán América de un estilo de batalla propio y con personalidad que se nutre de la inteligencia y de la tecnología con la que cuenta el personaje.
Tras la gran cantidad de reshoots había muchas dudas sobre esta película, pero darse cuenta del error a tiempo es mejor que arrepentirse a posteriori, y el resultado no es tan mediocre como muchos hacen creer.

Sin embargo, hay escenas que se sienten forzadas e insertadas de manera artificial. El montaje final de la película se percibe apresurado y, en algunas escenas de interacción entre los personajes, el CGI se ve afectado, e incluso a veces se nota en exceso que el fondo de los planos es un croma, y estos errores, aunque sean minúsculos, no deberían de permitirse en una película que ha costado 180 millones de dólares.