Crítica | ‘Limónov’, la ambigüedad por bandera

Kirill Serébrennikov dirige la adaptación de la novela pesudo-biográfica de Limónov, un poeta, político y disidente ruso que quiso ser una rock ‘n’ roll star

Para aquel que sea conocedor de la historia de Edward Limónov, sabrá que fue una figura envuelta en la polémica tanto en el mundo del arte como en el de la política. Sus textos lo ensalzan como un gran poeta, pero su radicalismo lo convirtió en una de las figuras políticas más controvertidas de la historia de Rusia. 

Un ya habitual director del Festival de Cannes, Kirill Serébrennikov, presentó durante la pasada edición de la muestra la adaptación de la novela biográfica que el autor francés Emmanuel Carrère escribió sobre el poeta, político y disidente ruso. Limónov (2024), llega a las salas de cine este viernes 21 de febrero de la mano de Filmin como una película tan radical en su forma que se asemeja, a la perfección, al homónimo de su título.

El periplo de un poeta ruso

Para los partidarios de que el cine ha de reflejar la realidad histórica ciñéndose a los hechos con la mayor exactitud posible a como sucedieron les recordaré: partimos de la base de que el film de Serébrennikov no pretende relatar la obra y milagros de Eduard Veniamínovich Savenko (Limónov), sino adaptar una novela. Y en la pseudo-biografía de Carrère, Limónov es, ante todo, un superviviente. Durante la película, vemos a Savenko pasar de ser un poeta exiliado, a preso político pasado por vagabundo neoyorquino reconvertido en mayordomo y superestrella en Francia. 

El director acompaña el viaje de Limónov con un montaje tan dinámico que parece impuesto por su protagonista. Savenko vive deprisa, como si de una rockstar se tratase, y Serébrennikov no duda en fragmentar cada secuencia comprimiéndola con decenas de elipsis. El ritmo es tan acelerado y pretende abarcar tantos años de historia —desde los 70, pasando por la Perestroika, hasta la muerte del político— que a veces refleja a la perfección la personalidad de Limónov y otras hace que te pierdas en un mar infinito del paso de los años

Limónov | FILMIN
Limónov | FILMIN

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La película funciona como la vida del personaje: a tirones. En gran parte por su montaje y su ímpetu por abarcar demasiadas etapas de la historia de Rusia. Tampoco ayuda la forma narrativa elegida por Serébrennikov, quien opta por una voz en off del propio Limónov como narrador y parlante consigo mismo y que combina con ensoñaciones del protagonista y elementos oníricos que sirven como símbolos de una realidad metamorfoseada (aunque es cierto, que, como el montaje, hay momentos en los que estas secuencias funcionan como potenciador extra de la historia).

Limónov | FILMIN
Limónov | FILMIN

Si bien es cierto que Limónov no es, ni mucho menos, una mala película, se trata de un producto equívoco y radical impropio de una figura —Limónov— que requiere más profundidad en su explicación. Aunque he ahí, en la ambigüedad, donde el film fortifica sus aciertos y/o debilita sus carencias. Una confusión propia de una película sobre uno de los personajes más controvertidos de la historia de Rusia, dirigida por un realizador ruso y rodada en inglés (con acento soviético) en una coproducción hispano-franco-italiana.

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