Del corazón a las tinieblas: Coppola cumple 86 años

Con motivo del 86 cumpleaños de Francis Ford Coppola, repasamos la historia del rodaje de Apocalypse Now, una de las adaptaciones más difíciles jamás rodadas

A menudo las artes convergen y en ese aspecto el cine siempre ha tenido una relación de lo más fructífera con la literatura, si no, que se lo digan a Coppola. Joseph Conrad, reconocidísimo autor polaco, murió con trece novelas publicadas. Quizá los números no son escandalosos, pero le bastaron para ser considerado un grande entre los escritores de su generación. A pesar de que las cifras no alcanzan las de otros grandes autores tales como las de Shakespeare o, por citar un escritor contemporáneo, las de Stephen King, se le atribuyen cerca de 80 adaptaciones de sus obras al cine. Unos datos para nada deleznables.

De entre todas sus publicaciones hay una que destaca por encima del resto tanto por la condición narrativa como por la calidad de sus diferentes adaptaciones cinematográficas. Hablamos de El corazón de las tinieblas, la novela que narra la odisea del capitán Marlow a lo largo del río Congo en búsqueda de la misteriosa figura de Kurtz.

Se cumplen 126 años de la publicación de la historia, la cual vio reflejada en la icónica Apocalypse Now (1979) su adaptación más fiel, aunque años antes —40 concretamente— hubo un director que intentó adaptarla sin éxito, privando a la historia de una obra que podría haber marcado un antes y un después en la industria cinematográfica.

Francis Ford Coppola (izquierda) en Apocalypse Now (1979)

Antes de Kane iba Kurtz

El 20 de julio de 1939 un jovencísimo —tenía 24 años— Orson Welles aterriza en Hollywood con la promesa e intención de firmar su primer contrato como cineasta tras haber triunfado en la radio con sus adaptaciones de La guerra de los mundos o La isla del tesoro

La RKO fue la encargada de acoger al neófito cineasta dotándolo de la libertad creativa necesaria para la realización de dos filmes en los siguientes 17 meses. Aunque estaba tachada como “inadaptable”, Welles no dudó en escoger El corazón de las tinieblas para adaptarla a la gran pantalla y convertirla en la que sería su primera película. Le bastaron 24 días para escribir un guion de 184 páginas que, traducido a términos cinematográficos, corresponden a más de tres horas de metraje.

Finalmente el proyecto no se dio. La RKO acabó rechazando la idea por dos motivos: en primer lugar porque no gustó la idea de narrar toda la historia utilizando la cámara subjetiva ya que, si bien era una técnica que se utilizaba a menudo no se había empleado de forma íntegra en un film, por tanto, a la productora le acabó pareciendo arriesgado. Por otro lado, el presupuesto acabó ascendiendo a más de un millón de dólares y, teniendo en cuenta que la amenaza de la Segunda Guerra Mundial estaba muy presente, la RKO no quiso asimilarlo. Welles desechó la idea y terminó asociándose con el guionista Herman J. Mankiewicz para comenzar a escribir la que, esta vez, sí sería su ópera prima: Ciudadano Kane (1941).

Orson Welles trabajando en los estudios de radio de la CBS

Del sueño de Welles al «olor a Napalm» de Coppola

Hubo que esperar 40 años hasta que El corazón de las tinieblas fuese adaptado de forma fiel. Durante la década de los 70 el director y productor Francis Ford Coppola se había dedicado a realizar obras de culto —El Padrino El Padrino II— arrasando con ellas en las temporadas de premios. Había tocado el cielo y a la edad de 35 años (1974) ya era una leyenda. 

Tras los éxitos cosechados en su anteriores trabajos el director se propuso realizar la hazaña que Orson Welles no pudo: adaptar la mítica novela de Conrad. El resultado fue Apocalypse Now, una película bélica sobre la guerra de Vietnam que, a día de hoy, se encuentra en el hall of fame de la historia cinematográfica. Pero a pesar de que el film triunfó hasta obtener el reconocimiento de “obra de culto” y de que, a diferencia de la obra de Welles, esta vez sí que se adaptaba el viaje a través del río, la odisea por la que pasaban los personajes de la historia no iba a ser la única que envolvería la película.

Para empezar, Coppola tuvo que hipotecar su casa, valorada nada más y nada menos que en 13 millones de dólares, para hacer frente a un presupuesto que, debido a las complicaciones que surgieron durante el rodaje, no hacía más que inflarse. 

La película se alejaba, eso sí, del río Congo en el que se desarrollaba la novela, para situar el relato en el río Mekong, un río ficticio que el director ubicó en Vietnam. Porque si algo iba a ser Apocalypse Now era una crítica a la bochornosa derrota que los Estados Unidos sufrió en la guerra vietnamita. Por esa razón, el ejército americano se negó a prestar equipamiento para el atrezzo del film por lo que Coppola tuvo que ingeniárselas. El cineasta encontró la llave en Filipinas, pues el gobierno del país asiático no sólo le prestó armamento para las secuencias, si no que le permitió bombardear con Napalm las costas filipinas para recrear los horrores de la guerra. Pero no todo iban a ser buenas noticias, semanas antes de comenzar el rodaje un tifón arrasó con todo el decorado y tuvieron que aplazar el comienzo de la producción.

Robert Duvall en Apocalypse Now

La locura que llevó a Apocalypse Now al Olimpo del cine

Para más inri, Coppola no tenía a los dos actores principales para su película a pocos días de comenzar el rodaje. Para el personaje de Marlow —que en esta adaptación se le cambió el nombre a Willard— se habían barajado a Steve McQueen, Al pacino, Robert Redford y Jack Nicholson, pero ninguno estaba por la labor de abandonar a sus familias y adentrarse en un rodaje en la selva filipina por lo que el director tuvo que apañarse con el entonces desconocido Martin Sheen. Para el papel de Kurtz, Coppola logró a Marlon Brando, pero la que ya era leyenda de la interpretación llegó semanas tarde al rodaje, con mucho sobrepeso y con la cabeza totalmente rapada, por tanto, una vez más, el cineasta tuvo que improvisar para que Brando —quien, además, no había memorizado sus frases y tuvo que improvisar—, saliese en pantalla de la mejor manera posible. A pesar de ello, el resultado fue dos interpretaciones para la historia.

Con todo, Apocalypse Now se convirtió en todo un éxito. A nivel económico Francis Ford Coppola logró recuperar la gran inversión inicial para recaudar más del doble, aunque el beneficio fue de lo más apretado, teniendo en cuenta las dificultades de la producción todo el equipo podía darse por satisfecho. En cuanto a premios, la cinta fue nominada a seis premios Oscar de los cuales logró levantar dos: mejor fotografía y otro interpretativo que, sorprendentemente, no fue ni para Sheen ni para Brando, sino para Robert Duvall. El actor dejó una frase icónica y logró colarse en la lista de ganadores de una estatuilla con menos tiempo en pantalla.

Irónicamente, los problemas a los que se enfrentó Orson Welles no se acercaron, ni por asomo, a aquellos con los que tuvo que lidiar Coppola, sin embargo, fue este último el que pudo acabar su adaptación de El corazón de las tinieblas. Es cierto que el sistema de producción del Hollywood clásico era muy diferente al moderno, pero lo que logró el director de El Padrino es digno de admirar.

Me encanta el olor a Napalm por la mañana»

Robert Duvall como el Coronel Bill Killgore | ‘Apocalypse Now’ (1979)

Un siglo después…

Coppola y Welles no fueron los únicos que tuvieron la idea de adaptar la eterna novela de Conrad. Fueron Miguel Gutiérrez Aragón y Werner Herzog El Corazón del bosque (1979) y Aguirre, la cólera de Dios (1972) respectivamente— quienes se aventuraron a hacer lo propio. Además, la obra de Herzog serviría de inspiración para la película que Coppola realizaría años después. 

Es cierto que el rodaje de Apocalypse Now fue un descenso a los infiernos, pero la influencia del film traspasó los límites del arte llegando, incluso, a encontrar referencias en el ámbito musical. Roberto Iniesta lo reflejó a la perfección en El poder del arte, una canción de casi 10 minutos perteneciente a su último álbum en la que parafrasea al personaje de Robert Duvall: “Hay algo en esta canción que me atrapa y es que guarda en el aire un olor… como a Napalm”.

Alejandro Sanjuán
Alejandro Sanjuán

Como crítico y periodista cultural dedico mis días a transmitir mi pasión por el cine a otras personas. De alguna forma el séptimo arte siempre ha estado presente en mi rutina, sin embargo, desde que Billy Wilder se cruzó en mi camino con su 'Con faldas y a lo Loco' supe que mi carrera debía enfocarse en el mundo del cine. Estudié Comunicación Audiovisual, un máster en Crítica Cinematográfica y otro en Periodismo Cultural. Desde entonces he trabajado para compartir y divulgar todo acerca del cine.

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